Hace un año me encontraba muy emocionada por entrar a los famosos 30´s, sentía mucha ilusión, esperanza y ganas de más.... así sin más. Fue una sensación efímera.
A los pocos días de iniciar ese nuevo año, la vida se encargó de hacer lo suyo... me sacudió por completo. Mi mascota murió, entré en un ritmo de vida bastante acelerado, con mucha autoexigencia para rendir en las tres oficinas en las que trabajaba en aquel entonces, no quería ni podía parar... me desconecté de todos y de todo.
Hoy, reflexionando sobre este último año de mi vida me encuentro con una Renata que ha crecido, que a través de diferentes procesos, actitud, disposición, voluntad y herramientas, hoy se siente más plena, más segura de si misma, más presente cada día.
Llego a este nuevo año más consciente de quién soy, cómo me he ido transformando en esta nueva versión que se reconoce capaz, que ve esa gran estrella que muchas personas le señalaban y que no podía ver, sin embargo, hoy sé que siempre ha estado justo dentro de mi esa luz, esa esencia, esa estrella...
Consciente de cuáles son mis pilares, mis valores, llego más determinada, con más fe, más creyente incluso de aquello inexplicable... como la magia de soltar el control y confiar en la vida... con todo lo que esta traiga.
Inicio este nuevo año reconociéndome, amándome, respetándome, viviéndome.
Sin tanta expectativa, pero con ilusión y, como lo he dicho antes, con ganas de seguir amando la vida.
laGuizar.
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