¿Qué perdí cuando perdí?
Perdí a mi papá, mi primer amor, mi superhéroe, la persona que me invitaba a soñar y con tan sólo un guiño me hacía creerme capaz lograr todo cuánto quisiera. Partió mi paz y mi faro de luz.
Perdí fuerza, confianza y mi camino.
Perdí mi estabilidad en todo sentido, fue el hombre que siempre me dio su apoyo, amor y voto de confianza a todo lo que quería en la vida.
Perdí a mi padre y siento que perdí mi esencia, mi identidad.
¿Qué gané cuando perdí?
Aprendí mucho acerca de valorar el momento, cada instante de la vida.
Aprendí que todo es pasajero, que nada es para siempre y que la vida se vive cada día.
Aprendí a expresar y demostrar mi amor a mis seres queridos en vida. Aprendí que con las acciones puedo honrar a los que ya no están y han sido parte de mi historia.
Aprendí que gracias a toda su enseñanza pude crecer, madurar y saberme capaz de lograr lo que me proponga.
Aprendí a confiar en el plan perfecto de la vida. Que no es necesario entenderlo de pies a cabeza, pero sí aceptarlo, amarlo y tener la mejor actitud ante lo que vaya surgiendo.
Aprendí a valorar a mamá, cuidarla, amarla, escucharla y seguir sus sabios consejos. Reforzamos nuestro lazo y creamos un vínculo aún más especial.
Aprendí a agradecer por cómo se dieron todas las cosas. Agradecí al cáncer por hacer las cosas cómo las hizo, por darme la oportunidad de despedirme de papá y aprovechar sus últimos instantes en este plano.
Sigo aprendiendo que no está mal extrañar, que está bien llorar y que no debo de hacerme la fuerte por nadie. Que debo dejar salir mis emociones, sentirlas, vivirlas y fluir con la vida.
laGuizar.
Comentarios
Publicar un comentario