Tinieblas en cada dirección; gritos por doquier.
Gritos.
Gritos en todo lo que quieres ver, en todo lo que pretendes escuchar, gritos en lo que te gustaría sentir...
Han pasado meses de profunda indecisión, de ilógica preocupación y de una firme incertidumbre.
Meses donde el camino no ha sido fácil, ni mucho menos claro.
Meses donde el camino no ha sido fácil, ni mucho menos claro.
Han sido muchos intentos por avanzar llenos de tropiezos sin comprender. Ha pasado tiempo que sólo necesitaba espacio y demandaba silencio.
Demandaba silencio para hacer callar a ese verdugo que llevaba dentro, ese que me recriminaba, ese que me juzgaba sin derecho alguno, ese castigador que me reprimía en todo momento.
Con silencio se logró hacer caer a ese opresor conocido como "Ego" y muchas veces "Sociedad".
Un poco de silencio; silencio no para entender sino para estar. Aprender a estar contigo para poder escucharte.
Tiempo para creer que eres capaz de crear tu propio camino, de construirlo con esos pilares irrompibles que te caracterizan. Espacio para reencontrarte. Silencio para entender(te), aceptar(te), valorar(te) y amar(te).
Escuchar ese susurro del viento que corre con todas las respuestas a preguntas que seguramente no conocías.
Silencio para avanzar y darte cuenta que lo único necesitas son unas manos que no arrastren cadenas, una mente dispuesta, unos pies preparados para andar y un corazón abierto.
Aceptar que después de ese silencio estás listo para volver al ring, pero esta vez llevando como aliada a la experiencia.
Silencio.
Silencio para aprender, silencio para crecer.
laGuizar.
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